Gracias Luisa por permitirnos compartir lo que ha sido tu proceso de transformación en cuanto a tu relación con la comida.

Desde que me acuerdo, nunca he tenido una relación sana con la comida. Crecí en una sociedad llena de prejuicios donde el estar “gordo” era inaceptable o era motivo de sentir vergüenza. En mi años adolescentes fui “rellenita” y cuando entré a la universidad me fui hacia el otro extremo. El miedo de volver a engordarme me llevo a restringir mis alimentos y a hacer ejercicio de manera compulsiva.

Después de años de vivir sufriendo por esto, por sugerencia de mi hermano, llegué a Live Life donde María Paula Estela. Fui una vez, pero mi resistencia a cambiar me llevó a ir solamente una vez y no volver hasta un año después del primer control. Y durante ese año me volví aun más restrictiva con la comida, lo que terminó en un aumento de peso.

Después del primer control, María Paula me dijo que yo solo estaba comiendo 600 calorías al día y quemando alrededor de 2000. Para mi era irreal este dato pues según mi mente yo comía muchísimo y este era el problema por el cual me estaba engordando.

María Paula me dijo que al no comer, mi cuerpo entraba en ayuno por lo que si quería perder peso de manera sana, lo que tenía que hacer era comer. Honestamente me pareció una teoría ridícula. ¿Cómo era posible que al comer uno perdiera peso? Dos años después, he comprobado que esa teoría, que inicialmente pensé que era ridícula, es verdad: comiendo que he logrado bajar de peso. Aunque a pesar de haberlo vivido en mi propia piel, todavía hay momentos donde mi mente me hace dudar. Por eso llegar hasta aquí y aplicar esa teoría, no ha sido fácil.

A pesar de lo que me dijo María Paula, al comienzo seguí restringiendo las comidas y me empecé a engordar. Con esto vino una frustración y una rabia infinita porque no entendía: si iba dos horas diarias al gimnasio y no comía, ¿cómo era posible que cada vez subiera más de peso? Fue ahí donde María Paula me sugirió complementar el trabajo nutricional con un apoyo psicológico y me dio los datos de la psicóloga que trabaja en Live Life estos temas alimenticios.

Honestamente no quería ir, pero estaba tan obsesionada por adelgazar que si esta era la única manera de que María Paula me siguiera atendiendo, entonces lo iba hacer. Nunca pensé que Ximena me pudiera ayudar a entender la obsesión con la cual llevaba viviendo desde los 13 años.

Durante este proceso, Ximena me hacía comerme algo que me gustara al día por fuera de lo reglamentado con María Paula. Pensé ¡esta loca! Sin embargo le hice caso, pero todo el tiempo pensaba que me iba engordar. “Ahora si voy a quedar como una llanta Michelin”. Pero a pesar de ese miedo, le hice caso y el resultado fue increíble. No sólo le perdí miedo a la comida, sino que además empecé a adelgazar.

Durante este proceso aprendí que mi exceso de control con la comida, me llevaba a un descontrol inmenso. Por lo mismo, pude entender el componente emocional que había detrás de mi obsesión.

Poco a poco, y de manera intermitente, mi obsesión se fue calmando, dejé de prestarle tanta atención y me empecé a adelgazar. Son cosas que aún todavía no entiendo, cómo es que comer lo ayuda a uno perder peso. Pero es así y además, mi obsesión se fue. No puedo negar que tengo días donde vuelve y si, me atormenta. Pero he podido seguir practicando las herramientas que Ximena me enseñó y así voy recuperando la calma y me vuelvo a estabilizar. Sigo llegando a cada cita con María Paula a tapar la pesa porque pienso que me va decir que me engordé, lo cual, la mayoría de las veces, me doy cuenta que no es cierto. Y aunque hay días en que sigo pensando que como demasiado, ya son más los días en que no pienso en eso y puedo comer mucho más tranquila

Live Life me ayudo a mejorar mi relación con la comida y a comprender que ¡esto es un trabajo diario! Además, aprendí a hacer ejercicio por el placer de hacerlo y no porque es la manera de quemar calorías. Les confieso que sigo entrando a consulta con pavor de la pesa, porque como les contaba, la obsesión no desaparece del todo, entonces sigo pensando que como demasiado! Pero cada consulta a la que voy me comprueba que ¡comer no engorda!

Creo que hasta cuando me enfrenté con María Paula y Ximena, no era consiente del infierno tan grande en que el estaba, no sólo porque vivía controlando la comida sino también porque le dedicaba demasiada energía a esto. Y aunque por momentos mis pensamientos obsesivos siguen, gracias a Live Life tengo herramientas para manejarlos y ya no dominan mi vida.

 

Luisa