Las personas se casan por las razones equivocadas
Hasta hace no mucho tiempo, la decisión de casarse no estaba en manos de la pareja sino de sus padres y familiares, quienes ‘arreglaban’ el matrimonio. Actualmente aún existen culturas en las que esto sigue funcionando de la misma manera porque se cree que son los padres y familiares quienes mejor pueden saber escoger la pareja para sus hijos.
En Colombia hoy en día las cosas han cambiado: las parejas se conocen antes del matrimonio, establecen una relación de noviazgo que puede durar años, algunas terminan por diferentes motivos, y otras eventualmente toman la decisión de casarse. Muchos se casan convencidos del paso que están dando, lo hacen a conciencia y felices, sabiendo que el matrimonio no es la solución a los problemas o dificultades del noviazgo, como tampoco la solución para acabar con la ansiedad que puede causar el hecho de estar soltero. Pero para otras personas el matrimonio si la solución a los problemas que se presentaban en el noviazgo, como un “escape” a la soltería, como una forma de salirse de la casa, de dejar de sufrir por la infidelidad del otro, etc. Y es ahí cuando el matrimonio, más que ser una solución, empieza a ser un problema.
Después de trabajar un buen tiempo en su relación de pareja, en sí mismo, en aprender a manejar un problema de celos, un paciente decidió proponerle matrimonio a su novia. Lo planearon durante varios meses y finalmente lograron hacer la fiesta del matrimonio como ambos lo querían. Se fueron de luna de miel casi un mes y regresaron nuevamente a trabajar y a vivir juntos. Ocho meses después del matrimonio, regresó preocupado: “Me he dado cuenta que Hollywood nos jodió porque uno asume que la vida es como las películas: todas las dificultades y los problemas se presentan antes del matrimonio y el final feliz de la película es el matrimonio. Uno queda con la idea que después de casarse los problemas van a estar resueltos. En la vida real eso no es así”. Reconocía que tanto él como su pareja, tal vez de manera inconsciente, habían asumido que el matrimonio iba a ser “la solución a todos nuestros problemas”. Y aunque no le adjudicaba toda la responsabilidad a Hollywood, no podía dejar de ver que de alguna manera ambos tenían la creencia que el matrimonio era el final de las dificultades y el comienzo de una vida perfecta. “El matrimonio no ha sido tan fácil, hemos estado peleando mucho, y conversando con ella hemos visto que esperábamos otra cosa. Pensamos que el matrimonio nos iba a solucionar todo y no, el matrimonio es el comienzo de todo”.
Esta es una persona que se casó a conciencia, porque quería compartir la vida con su novia. Y aun así, se estaba viendo enfrentado a las dificultades y los problemas que se presentan en una relación y que no desaparecen con el matrimonio. Eso les permitió a cada uno trabajarlo por su lado y hacerlo también en pareja dándose cuenta que el matrimonio no es un final, sino el comienzo de una nueva etapa en las relaciones. Pero cuando las razones para casarse son: la pareja lleva mucho tiempo de noviazgo entonces el siguiente paso tiene que ser el matrimonio, el o la otra no será infiel, una de las personas sufrió mucho en una relación previa y encuentra en la pareja actual a una persona que no lo hace sufrir, la pareja es de “buena familia”, no es demandante, no exige, no pelea; hay un miedo a quedarse solo, todos los amigos o amigas ya se casaron, entre otros, lo más probable es que el matrimonio se viva como un infierno (será menor decir como una cárcel?) porque son las razones equivocadas.
El matrimonio es más que los preparativos, las despedidas de soltero, la fiesta y la luna de miel. Es el comienzo de una etapa muy exigente de generosidad, de humildad, de fuertes exigencias de auto-transformación, de entrega, etc. Es una etapa que les exige a ambas partes ajustes más fuertes y definitivos de los que les exigía el noviazgo: aprender a manejar las familias de cada uno, los amigos, los horarios para acostarse y levantarse, la organización del tiempo, el manejo del dinero, las dificultades y los retos que se le van presentando a cada miembro de la pareja, los problemas laborales, etc. Todos desafíos interesantes y maravillosos que pueden fortalecer la relación y unir aun más a la pareja si ambos están dispuestos y preparados a manejar dichas dificultades, a sortearlas y a luchar porque cada desafío se viva, no como una razón más para tomar la decisión de terminar la relación, sino como una oportunidad de trabajar para mejorar cada uno como persona para garantizar así el mejoramiento de su relación.
Ser hija de un feliz matrimonio que lleva 45 años, y estando felizmente casada, me atrevo a decir que casarse con otra persona es un maravilloso desafío que no sólo permite construir una relación, sino que además es un vínculo que les permite a dos personas crecer y transformarse para ser cada vez más mejores seres humanos en compañía de otro. Es un proceso en el que se presentan momentos difíciles, momentos de rabia con el otro, peleas, dificultades en la comunicación. Todas situaciones que pueden generar mucho sufrimiento, sólo pueden superarse y resolverse en la medida que la pareja tenga el interés, la disposición y la paciencia para enfrentar cada desafío como un paso dentro de un proceso de crecimiento mutuo que se trabaja todos los días. El matrimonio no es la solución a los problemas ni tampoco el final de los mismos: es simplemente el comienzo de una etapa de vida en la que es esencial aprender continuamente que los problemas hay que sortearlos y trabajarlos en pareja con el fin de que sea una relación cada vez más sólida, que desarrolle la flexibilidad que se requiere para ir cambiando y adaptándose en la medida que cambian las circunstancias, el contexto y las personas que la conforman. Y eso es posible lograrlo si de entrada las personas tienen claro que el matrimonio no es el final de un proceso de construcción de una relación sino una oportunidad permanente de crecimiento y desarrollo personal. Desde esa perspectiva, ¡el matrimonio es maravilloso!
Ximena Sanz de Santamaria C.
Psicóloga – Psicoterapeuta Estratégica
ximena@breveterapia.com
www.breveterapia.com
Artículo publicado en Semana.com el 11 de junio de 2013
Mi esposa me abandono,por un problema de comunicacion que yo presentaba,cuando habia problemas muchas veces al no haber acuerdos me aislaba queriendo imponer mi machismo y disque castigarla ,pensaba, con mi silencio.Eso la afecto mucho emocionalmente.Un dia se fue unos dias donde su familia a otra ciudad, a los 8 dias me dijo que no regresaria.inicialmente dijo que lo hacia por un problema economico que tenia en uno de mis trabajos,luego argumento mi problema de comunicacion.
Pregunta, sin dejar de reconocer mi serio problema de comunicacion,con un tratamiento adecuado y con la dispocision de ambas partes se podria haber superado ese problema?
Ximena,infinitas gracias por su atencion.
Gemelo
Germán, gracias a ti por tu mensaje y disculpa mi larga demora en responderlo.
Comprendo tu pregunta. Como todas las preguntas relacionadas con lo que habría podido ser y no fue, o con lo que podría ser pero no ha sido, generan muchísimas posibilidades de respuesta. Pero al final, todas pueden ser o puede no ser ninguna. Luego me atrevo a decirte que más que preguntarte por lo que podría haber sido y no fue, te enfoques en tu presente, en lo que hoy en día quisieras que fuera diferente. Y si es algo relacionado con tu pasado, trabaja para cerrarlo y archivarlo. O si es algo relacionado con el futuro, como el futuro no ha llegado y no sabremos si llegue, la mejor manera de trabajar por él es desde nuestro presente.