La perspectiva de vida de un adolescente
Sebastián es un adolescente que llegó a consulta porque vivió su primera experiencia de haber terminado una relación de pareja. Llegó en compañía de su madre quien manifestaba también una profunda preocupación al ver a su hijo tan triste. Ahora, Sebastián ha logrado dejar atrás este dolor, cicatrizó esa herida y a lo largo de este proceso ha logrado otros descubrimientos tanto frente a la vida en general, como frente a la relación con su madre.
Tengo 16 años y Ximena me ayudó a entender que a veces los problemas son pasajeros y se solucionan más rápido de lo que uno cree. Perder a un ser querido o alejarse de alguien, son cosas que hay que vivir y que aunque nos dejan devastados e incluso podemos sentir que nos deprimimos por esto, no nos matan ni mucho menos. Al contrario, son las oportunidades que se nos presentan para desarrollar más fortaleza y seguir enfrentando la vida.
A veces nuestros padres agrandan las cosas más de lo que ya son. Lo que suele suceder, como me ocurrió a mí con mi mamá, es que hacen cosas como: tomarse el problema muy a pecho, como si fuera suyo, o tomar el estudio de sus hijos como si fueran ellos quiénes van al colegio. A veces no entienden la conciencia que tenemos los adolescentes sobre las cosas y nos siguen tratando como niños. Seguramente en ocasiones actuamos así, pero eso es porque somos adolecentes y estamos en proceso de descubrir muchas cosas. Es importante para nosotros crecer descubriendo lo que es la auto regulación y la autonomía más allá de que te dejen salir solo o puedas manejar tu propio dinero. No necesitamos a alguien que nos esté diciendo cosas como: “Tiene que irte bien en el colegio” o “Si no haces tareas vas a perder año”, porque ya lo sabemos, somos conscientes y entendemos qué es lo que debemos hacer, aunque a veces no lo demostremos. Nosotros tenemos que hacer ciertas búsquedas y darnos cuenta, en el camino, de las consecuencias que tienen las decisiones que vamos tomando. Pero estos descubrimientos tenemos que hacerlos y lograrlos por nuestra experiencia y a nuestra manera.
Es importante que los padres se preocupen por nosotros, que nos quieran y que deseen entendernos. Pero como todo en la vida, hasta cierto punto. Todos necesitamos espacio y criterio propio para hacer las cosas, necesitamos darnos cuenta cómo funciona el mundo. Pero si siempre hay alguien ahí encima diciéndonos qué hacer, cómo hacerlo u obligándonos a hacerlo, no vamos a aprender nada, porque aunque es bueno que se preocupen y que estén con nosotros, también es bueno que entiendan el proceso por el que estamos pasando y por el que seguro ellos también pasaron cuando eran jóvenes.
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